En la entrada anterior un fragmento de una película servía para ilustrar una idea, aquí es la pieza cinematográfica la que detona el argumento. Ante la cuestión del quién (¿Quién es ese tipo que se va a vivir durante siete días a orilla del río manzanares?), planteada durante la clase por el profesor Bardón, surge este fragmento de vídeo como respuesta.
Evidentemente, las diferencias que van de lo presentado en la película y la propuesta como ejercicio de curso son notables: No es lo mismo un gran lago en un paraje natural, que un modesto río en un entorno urbano; no son las mismas gaviotas las de aquí que las de allí; no puede ser el mismo el pescador que viaja buscando sus presas en un escondite recóndito de Korea, que el que se retira un poco más allá del pie del Vicente Calderón … Pero, quizás, en la solución de lo extremo de la propuesta y de la dinámica de paralelismos y divergencias entre ambas situaciones se esconda un proyecto de arquitectura interesante.
¿Quién? Es un pescador, que se aloja en un habitáculo mínimo en el agua, para aislarse del mundo que conoce y para sumergirse en la práctica de la pesca deportiva, entendida como terapia, como pasión o como obsesión.
¿Cuándo? En primavera, en la primera fase de luna llena de Abril, en ese corto periodo en el que el clima de Madrid da una tregua tras el rigor del invierno y antes de que el verano se haga sofocante.
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